sábado, 30 de julio de 2011

Del libro al hipertexto: temores, resistencias y avances en la historia del texto escrito

La historia del libro está estrechamente ligada a dos condiciones fundamentales: la primera tiene que ver con la dimensión tecnológica, con los elementos que han facilitado la emisión y reproducción de textos y la segunda con el horizonte simbólico, donde el libro juega un papel fundamental al ser el soporte más confiable del conocimiento y la forma expresiva más alta de la civilización.

En el libro convergen el pensamiento y la tecnología, pero su historia hasta nuestros días ha estado marcada por diversas etapas históricas caracterizadas por la polémica y los complejos procesos de adaptación, para llegar hasta la forma en que se le conoce hoy en día.
En el tema eminentemente tecnológico, encontramos que el libro ha tenido precedentes como las tablillas enceradas, el papiro, el pergamino, los rollos, el códice, el palimpsesto. Estas formas de escritura dificultaban la interacción, pero estaban basadas en un sentido comunitario que privilegiaba el espacio público, las plazas y las fiestas populares donde se manifestaba la oralidad.
En todos estos cambios se han observado resistencias a los nuevos paradigmas de la escritura, en el que se inscribe por supuesto el tránsito del libro al hipertexto, que de ninguna manera implica la abolición del primero, pero que sí plantea un cambio en los referentes : lector, autor y texto, que afecta a ambos.
Desde la invención de la imprenta, el texto impreso en todas sus variantes (libros, folletos, revistas, periódicos, etc.) ha sido el vehículo de transmisión de información y de cultura, por excelencia. Ni siquiera los medios audiovisuales han logrado desbancar el poder de la letra impresa y conviven con ella con igual o desigual ventaja en según qué tipo de información se trate.
Desde la arcilla hasta el papiro, desde el pergamino hasta el papel, el libro evolucionó al compás del avance de la tecnología. Y con su evolución fue cambiando también el tipo de lector.
Lo que ha cambiado con el paso del tiempo ha sido la forma del libro, no su contenido.
Más allá de la forma que pudiera adquirir el soporte, lo que se preservará es la función que cumple el libro en cuanto a transmisor de la información y de la literatura.
La aparición del hipertexto supone un nuevo cambio histórico y tecnológico que genera repercusiones culturales puesto que afecta los modos tradicionales de lectura secuencial del texto.
La lectura de un hipertexto por parte de un usuario/lector se basa en la navegación o exploración de los contenidos. Esta lectura por exploración o navegación difiere de la lectura tradicional de un documento. La navegación ha sustituido a la lectura lineal. La información es un espacio a recorrer, un camino a explorar y los enlaces del hipertexto son los que nos permiten, mediante los puntos de partida y de llegada, saltar de un nodo a otro y de una información a otra.
El hipertexto permite al usuario navegar a través del texto eligiendo él mismo el rumbo y la profundidad de su búsqueda.
El soporte electrónico permite que el lector ejerza poderosamente su papel de recreador del texto, no solamente en lo que hace a los contenidos del mismo, sino también al esquema general de organización textual.
A pesar de este cambio profundo en la manera de leer y mirar, lo cierto es que los jóvenes se han adaptado rápidamente a las pantallas y a las consolas gracias a la industria del videojuego y las publicaciones multimedia, y que en muchas ocasiones las prefieren a los libros.
Los adolescentes de hoy pertenecen a la generación audiovisual, y viven en un mundo multimedia, cibernético, interconectado, en el cual se borran los límites convencionales y la realidad es virtual.
Ellos son ciberlectores, están habituados a un soporte interactivo.
Estos nuevos lectores,  han desarrollado la habilidad de moverse con comodidad a través de la autopista de la información, de la multiplicidad de expresiones culturales sintetizadas en una pantalla.
Umberto Eco proponía la necesidad de establecer una pedagogía de la selección. Los especialistas y formadores de la lectura debemos enseñar a seleccionar información. Los futuros ciberlectores serán precisamente, aquellos capaces de seleccionar, de profundizar, de participar activa, creativamente de sus lecturas.
A modo de cierre, les dejo un video que con un apreciable , irónico y delicado relato publicita, un moderno y novedoso  objeto tecnológico: el libro…



Bibliografía consultada:

Los ciberlectores. Nuestros chicos, la lectura y el libro del futuro., Julio Neveleff, Ed. Novedades Educativas, 1995

Sitios Web de referencia:

http://www.hipertexto.info/documentos/caracter.htm

Beatriz S. Fernandez

(compilación)

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